lunes, 28 de enero de 2013

Inauguración de la Ciudad Escolar 26 de Julio (1960)

 
Honrar honra, y para honrar al Apóstol de la Independencia de Cuba, José Martí, quien predicó que un pueblo instruido será siempre libre, en ocasión tan propicia como un aniversario de su natalicio, la joven Revolución convirtió dos fortalezas militares en ciudades escolares. En 1960 el Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, pasó a ser desde entonces Ciudad Escolar 26 de Julio, y un año después, en Santa Clara, donde radicaba el cuartel militar Leoncio Vidal, cedió su instalación para convertirse en la Ciudad Escolar Abel Santamaría.

Acerca del periodismo de José Martí



Martí, el más universal de los cubanos, cuánto escribió, cuánto hizo en su corta vida; la muerte lo sorprendió prematuramente, su inmensa obra quedó dispersa; millones de personas todavía no han tenido la dicha de conocerla, leerla, e interpretarla.
Martí fue profundamente activo y, como escribe Fina García Marruz, “más que expresar lo americano se propone actualizarlo, aunque para ello tenga que sacrificar la inmovilidad de la forma y el cuidado de la vida”.
 Todo lo que Martí escribió estaba destinado a impulsar  la liberación de Cuba, a la necesidad de mantener la vida, al honrado esfuerzo por ganarse el pan.
 En unión de su maestro Rafael María de Mendive da sus primeros pasos como periodista cuando, con solo 16 años de edad, inicia la publicación, en La Habana, de un periódico en que pueden hallar expresión sus ideas libertarias, se llamó La Patria Libre. Solo apareció un único número, el 23 de enero de 1869. En este publicó su poema dramático Abdala, en el cual presenta simbólicamente la lucha libertaria ya emprendida por Cuba y augura la victoria final.
Fueron muchos los países y las publicaciones en que Martí dejó su sello de unidad, humanidad, independencia. Su primera obra de importancia escrita en prosa, El presidio político en Cuba, publicada completa en Madrid en 1871. El primer fragmento que de esa obra se publica, aparece en el periódico La Soberanía Nacional, de Cádiz. Era una época de gran agitación de ideas, en España había un considerado número de publicaciones que comenzaban con desaprobación los actos de barbarie de actos cometidos a diario en Cuba.
 Formaban parte de esta prensa que defendía ideales de justicia: La Discusión, La República Ibérica, La Cuestión Cubana y El Jurado Federal. En estas publicaciones colaboraron Martí y otros cubanos desterrados a España.
 Es en México donde se revela Martí como periodista. Por recomendación de su amigo Mercado, forma parte, como colaborador, de la Revista Universal. En ese país se encontró en un ambiente político y literario favorable, pronto ganó seguidores para la causa de Cuba. La publicación se erigió en defensora de esa causa.
Es precisamente en México donde comprende cada vez más las realidades de la que él nombró “Nuestra América”. Observa la diferencia entre el carácter europeo y el americano; la imitación que se hace en América de cuanto Europa crea: el pensamiento, el arte, las formas de vida social y de gobierno, la educación; sometimiento con el cual él no está de acuerdo. Piensa que nuestra educación debe tender a preparar al hombre de América íntegro y consciente, plenamente americano. No puede bastar a América vivir del legado europeo y ser un eco.
En la tierra mexicana descubre al indio, y alza su voz advertidora para hablar de él: "hay que echar a andar al indio para que América pueda marchar adelante; hay que despertar de su espanto a la gran raza dormida".
Con la revista La Colonia Española, sostiene una polémica en defensa de la causa de Cuba, pues esta publicación hace comentarios denigrantes, había llamado “banderita” a la de Céspedes y sus seguidores. Martí comenta: "Banderita no: bandera. Dignísima palabra que cobija a un pueblo que cuenta siete años de grandeza, que tiene héroes activos y mártires errantes; a la que sobran brazos que la empuñen; que para durar más tiempo tarde más tiempo en desplegarse, que para ser más respetada es más infortunada. Honrar, honra".


A principios de 1877, Martí llegó a Guatemala y su labor fue, fundamentalmente, docente, esta actividad la ejerció en la Escuela Normal y luego en la Universidad, y despertó gran entusiasmo en los estudiantes. También, como orador, dejó oír su palabra ardiente y  luminosa. Concibe la idea y llega a escribir el prospecto de la que debía llamarse Revista Guatemalteca, esta debía ver la luz en abril de 1878. Su programa: dar a conocer todo lo valioso que se produjera en Europa y Norteamérica en cuanto al arte, la literatura y la ciencia y, a la vez,  revelar a los países extranjeros la belleza y la riqueza de la América Latina y el carácter de sus nombres. “Yo conozco a Europa –escribe– y he estudiado su  espíritu; conozco a América y sé el suyo. Tenemos más elementos naturales en estas nuestras tierras, desde donde corre el Bravo fiero hasta donde acaba el digno Chile, que en tierra alguna del universo; pero tenemos menos elementos civilizadores, porque somos mucho más jóvenes en historia; no contamos seculares precedentes y hemos sido, nosotros los latinoamericanos, menos afortunados en educación que pueblo alguno. ¡Tristes memorias históricas –secreto de muchas desdichas- que no es el caso traer a la luz!”
Al ausentarse de ese país se llevó un gran número de trabajos inéditos, destinados a su proyectada revista, y que jamás se publicaron. Esta revista no llegó a ver  la luz..

José Martí estuvo en otros países como Estados Unidos, Venezuela… y escribió para diferentes publicaciones.

jueves, 17 de enero de 2013

Patricio Lumumba





En 1961 fue asesinado en el Congo Patricio Lumumba 
 
Fue Patricio Lumumba una figura muy destacada en la lucha de liberación de los pueblos africanos: propugnaba que los gobiernos independientes del continente, prestasen ayuda y apoyo a los países que no habían alcanzado su libertad. Fue presidente del Movimiento Nacional Congolés, primer y verdadero partido político de masas del país. Investido como primer ministro del Congo al ser proclamada la independencia, fue derrocado por Mobuto Se Se Seko, instrumento del imperialismo, quien decretó su encarcelamiento y posterior asesinato.