lunes, 27 de noviembre de 2017

Mariana, erguida como las palmas





Está ahí, erguida como las palmas. Su monumento en bronce y de gigante estatura revela a la mujer de fuerte carácter que acoge en su regazo a todos los héroes y heroínas de la Isla. Y hoy, a más de un siglo de su desaparición física, permanece de pie frente al área patrimonial del cementerio Santa Ifigenia en Santiago de Cuba. Se muestra vigilante ante los suyos; no obstante, parece darles la bienvenida a los visitantes que llegan a rendirles tributo a aquellos que descansan en paz.

Mariana, símbolo de épicas luchas, entregó todo por la libertad de Cuba, incluso, exigía a sus hijos la participaron en la contienda, por ello es la Madre de la Patria.

Los dominicanos José Grajales y Teresa Cuello fueron los padres de la patriota santiaguera, quien contrajo nupcias con Fructuoso Regüeiferos. De esta unión germinaron cuatro retoños. En 1840 su esposo murió. Después, a los 11 años, se matrimonió con el emigrante venezolano Marcos Maceo y tuvieron nueve herederos.

Prácticamente toda su familia integró el Ejército Libertador. De sus 13 hijos, 11 murieron peleando en la manigua redentora.

Aun con edad avanzada colaboró en hospitales de campaña, de los cuales fundó varios junto con su nuera María Cabrales, esposa de Antonio.

Cuando finalizó la Guerra de los Diez Años (1878) partió hacia Jamaica, y desde allá continuó colaborando con la causa de la independencia de este país. Murió en el exilio el 28 de noviembre de1893, a la edad de 78 años.

Mariana Grajales Cuello es un paradigma de mujer y de madre cubana. El pueblo de la Mayor de las Antillas le debe algunos de sus más valiosos héroes, entre estos, Antonio y José Maceo, a quienes ella educó y convirtió en hombres generosos y valientes capaces de dar su vida por la libertad de su patria.