Fotos: Laritza Reyes Santiesteban
A pesar de tener otros nombres, la Vicaria blanca o Vicaria violeta
como se le conoce en Cuba, es oriunda de Madagascar, en África sur oriental, existe
en regiones tropicales de todo el Planeta.
Se cultiva por su importancia en la
medicina y como ornamentación. Sus flores se usan para el lavado ocular
desde hace muchos años, incluso cuando se desconocían científicamente sus
propiedades, pero se sabía que era un antiinfeccioso. Se emplea en enfermedades
como la conjuntivitis, nubes, carnosidad y para fortalecer la vista. Se le atribuyen propiedades antibióticas,
entre
muchas otras.
Para hacer el cocimiento se coge
un manojo de pétalos
frescos y se lavan, se ponen a hervir en un litro de
agua
durante cinco minutos, cuando se enfríe se
mojan algodones y se colocan encima de los ojos
durante varios
minutos.
Posee sustancias que pueden ser tóxicas,
por tanto, se recomienda tener precaución en
su uso.
La Vicaria o Violeta como más se le conoce en Cuba,
la podemos
encontrar en jardines botánicos y
familiares;
en patios y en diferentes lugares de este
país tropical, donde crece casi
silvestre.