Por Giannys López Brito Foto: Chimeno
Para la tunera
Aracelis Domínguez Guerra ofrecer todo su amor y dedicación a su hijo Lisdel
Jesús, de casi cuatro meses, es hoy la mayor alegría de su vida. A los 42 años
ella había perdido las esperanzas de ser madre, al enfrentar hace más de dos
décadas, las consecuencias de un embarazo ectópico y luego cinco abortos
espontáneos.
Pero durante el 2015
los obstetras confirmaron su gestación y por sus antecedentes de salud y varias
complicaciones presentadas desde el primer trimestre, recibió los cuidados
indispensables para estos casos, incluyendo el seguimiento realizado por los
especialistas del Centro Provincial de Genética Médica.
"Mi embarazo se
comportó de forma normal y aunque sabía que existían varios riesgos por mi
edad, mi familia me apoyó todo el tiempo. A las 22 semanas me
hospitalizaron al presentar un sangrado vaginal, luego se manifestaron los
dolores, los cuales aumentaron poco a poco y así fue como todo comenzó",
comentó Aracelis.
A las 31 semanas de
gestación, la Comisión
de Atención a la
Gestante Extremadamente Grave, del Hospital General Docente
Doctor Ernesto Guevara de la
Serna, decide realizar una laparotomía exploratoria urgente,
que permitió extraer al pequeño para posteriormente efectuar una histerectomía
total a la madre, sin complicaciones.
La cirugía confirmó
que se trataba de un embarazo ectópico abdominal avanzado con feto vivo, un
padecimiento obstétrico raro, difícil de diagnosticar y muy peligroso porque se
asocia a una alta mortalidad materna y fetal.
"El embarazo
ectópico casi siempre se implanta en la trompa uterina, pero en casos como el
de la paciente lo hace en algún sitio de la cavidad abdominal. Su diagnóstico
por lo general se determina durante el acto operatorio porque los signos
ecográficos son muy complejos de detectar y además la madre presenta síntomas
digestivos los cuales no refieren un embarazo de este tipo sino complicaciones
como la apendicitis. Varias investigaciones consultadas manifiestan que en el
mundo de cada 10 mil mujeres gestadas, una presenta un embarazo de esta
tipología", explicó la
doctora Karen Luz Torres Rojas, especialista de Segundo Grado
en Ginecología y Obstetricia y jefa de la Sala de Cuidados Perinatales.
Al finalizar la
intervención quirúrgica, Aracelis permaneció varios días en la Unidad de Cuidados
Intensivos y al evolucionar de forma satisfactoria, fue trasladada a la Sala de Cuidados Perinatales.
El recién nacido requirió ventilación artificial y terapia antimicrobiana de
amplio espectro que le permitió su paulatina recuperación.
"El niño presenta
como única complicación, la retinopatía de la prematuridad, una enfermedad
ocular producida por la administración de oxígeno por un largo período y se
resuelve mediante procedimiento quirúrgico. El diagnóstico no impedirá el
desarrollo normal del pequeño que hoy recibe los cuidados y el cariño de los
galenos y enfermeros de la Sala
de Neonatología y en pocos días regresará junto a su familia", apuntó la doctora Annia Mayo
Díaz, Especialista de Primer Grado en Neonatología.
El caso clínico es único en la historia de la medicina tunera. "La bibliografía solo reporta en
Hoy Aracelis es una
mujer completamente feliz. Vivió días complejos, que pusieron en riesgo su
existencia y la de su hijo; pero aquellos momentos solo forman parte del
pasado. "El amor que siente una madre por su hijo es el mayor de todos.
Tener a Lisdel entre mis brazos, cuidarlo y ofrecerle a cada instante mi cariño
representa el mayor regalo que me ha dado la vida".