viernes, 18 de octubre de 2019

Alicia Alonso, huellas preciosas en Las Tunas




Las Tunas.- "Los aplausos de los tuneros me recuerdan las olas del mar". Eso confesó la Prima Ballerina Assoluta Alicia Alonso mientras bajaba de la mano de Jorge Smith del escenario del teatro Tunas.

Era una noche de inicios de noviembre del 2007 y todos en el recinto estábamos conscientes de vivir una jornada célebre: no era para menos. Teníamos la presencia aquí del Ballet Nacional de Cuba y un repertorio concebido para el público tunero.
Desde esa ocasión, tal vez escuchando los aplausos, a veces fuertes y otras más suaves, pero persistentes, como olas, Alicia creó una relación muy especial con esta comarca. De eso me cuenta ahora, triste por su partida, la voz de Jorge Smith. "Le gustaban mucho las panetelas que hacíamos mi hermana y yo, cada vez que iba a La Habana, llegaba a visitarla al Gran Teatro con alguna especialmente hecha para ella.
"Recuerdo que Miguel Cabrera, el historiador del Ballet Nacional, alguna vez me dijo que él no entendía la relación de Alicia con Las Tunas. Era muy singular. Traía a colación a esta tierra de cactus en conversaciones que nada tenían que ver directamente. Permanecía muy presente este espacio de Cuba en sus recuerdos".
Al Balcón de Oriente había llegado años antes, en 1987, y recibió la Condición de Huésped Ilustre de la ciudad. Luego, nos visitó con la compañía aquel 2007, tras un largo silencio. Le fueron otorgados entonces el Escudo de la Ciudad y las réplicas del Machete de Vicente García y de la Pluma de El Cucalambé. Las más altas distinciones de Las Tunas, todas para ella.
Regresó en el 2012. Cuentan que le pareció memorable el paseo en coche que le regalamos los tuneros. Y también que disfrutó, con creces, el concierto homenaje que juntó violines, guitarras, voces y acordes del Mariachi Tunas. Todo, para agasajarla.
Gracias a Alicia, a su cariño, fuimos subsede del Festival Internacional de Ballet de La Habana. Y su gestión fue determinante para que nos visitaran consagrados como Cristina Hoyos (bailaora española) y su compañía.
Mucho de ella y su embrujo queda en quienes la conocieron durante esas fechas de recorrido. Y anda por ahí, la visita que no pudo concretarse porque el avión se atrasó y la gran diva tuvo que regresar del aeropuerto José Martí hasta su casa, mandando, apenas, un saludo cálido a los tuneros porque volver, siempre le resultó una grata posibilidad.
Fueron las suyas estadías cortas, pero sumamente intensas. Una historia que merece ser contada a fondo y que ahora, cuando ella no está, dejan el dulce sabor de la amistad cuando se vuelve amor recíproco, y nos hace parte del paso de una vida.

Tomado de 26 Digital        Escrito por Esther De la Cruz Castillejo

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