lunes, 10 de marzo de 2014

Radiografía de la mujer cubana

  

Se levanta aproximadamente  a las 5:30 de la mañana. Realiza los trajines mañaneros, prepara la leche de la criatura, el desayuno, el aseo. La vestimenta de cada uno es impecable. Ella, maquillada  y con un agradable aroma, sale apurada hacia el círculo infantil o semiinternado para dejar a su retoño, al que despide con un ¡pórtate bien!, un beso y un hasta la tarde.
 Rápidamente sigue rumbo a la parada de la guagua, ruega que aparezca una lo antes posible para estar a tiempo en su centro laboral, lo logra,  llega y saluda con una sonrisa a flor de labios, si hay alguna dificultad en casa, hace todo lo posible  por no reflejarla; además de realizar su trabajo, cumple con otras responsabilidades como secretaria del Partido Comunista de Cuba, de la sección sindical, u otras tareas a ella asignadas.
Transcurren las horas y termina agotada su actividad diaria, mas no puede rendirse, sale y retorna al círculo infantil o seminternado en busca de su criatura que ya está desesperada por su mamá. Continúa el recorrido hacia la casa, llega y nada de coger un diez, solo cambiarse de ropa y de calzado para sentirse cómoda, tiene que aprovechar el tiempo, inicia la elaboración del alimento de la familia; la tarea de la escuela y el baño  hay que guiarlos. Seguidamente el fregado y organización  de la cocina, también la preparación de la merienda para el otro día. Revisa los zapatos por si hay que pasarles el cepillo, los  uniformes solo tomarlos de la percha, aunque es posible deba hacer alguna “palomita”.
Quizás en ciertas ocasiones pueda sentarse a ver la Telenovela, porque la Mesa Redonda y el Noticiero Nacional de la Televisión, regularmente los escucha mientras realiza los quehaceres, pues esos horarios son muy complicados para una madre soltera trabajadora, y para otra con poca ayuda  o ninguna de su pareja. Es posible que alguna tenga la dicha de contar con un esposo considerado y responsable y la ayude en casi todo.
El sábado y el domingo no tiene que ir al trabajo, sin embargo, no descansa, estos días son complicados, aparte de lo cotidiano del hogar, le espera el lavado de la ropa de la semana, planchar, coser, hacer limpieza, y luchar duro un espacio para arreglarse el pelo y las manos, porque si no se apura, el tiempo no le alcanza.
Así les ocurre a todas las trabajadoras, muchísimas tienen más de un hijo. Incontables estudian y son ejemplo ante sus infantes.
La jubilada y la ama de casa no escapan del  constante trajín, aunque no es igual porque cuentan con más tiempo y no tienen  que salir a la calle todos los días, pero se les suman otras  responsabilidades como el cuidado de los nietos, bisnietos, sobrinos; la bodega, la farmacia y cualquier otra labor, el descanso es poco, en el hogar asume disímiles tareas y, al igual que la trabajadora, desempeña tareas como integrante de la Federación de Mujeres Cubanas y de los Comités de Defensa de la Revolución, entre otras.
Todas las actividades que realiza la mujer constituyen motores impulsores y estimuladores. Son factores que contribuyen a una realización en el plano espiritual y un crecimiento de su personalidad que la hace imprescindible.
 La mujer cubana no solamente participa en la construcción de una nueva sociedad, sino que decide y moldea con sus conocimientos y total entrega ese futuro con el que siempre ha estado muy comprometida.


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