Se dice que en
Cuba se han perdido los valores y es cierto, aunque muchos opinan que esto se
observa también a nivel mundial y que ocurre, precisamente, en la juventud; sin embargo, esto
se ve en adultos y en adultos mayores. Muchos plantean que es debido al ritmo
de la vida, los problemas de enfermedades, de vivienda, la situación económica,
entre otros. No obstante, se pueden
rescatar; hay necesidad, condiciones e
interés para ello.
Es muy
importante saber que los valores son determinaciones espirituales y que designan
la significación positiva de las cosas, hechos, fenómenos, relaciones y
sujetos, para un individuo, un grupo o clase social, o la sociedad en su
conjunto.
Están condicionados por las relaciones sociales predominantes,
constituyen componentes esenciales de la ideología, expresión de la cultura y
la historia de una sociedad en una época determinada, y de los intereses, puntos de vista, necesidades y
contradicciones de los diferentes sujetos.
Se forman en el proceso de interacción entre los
hombres y el objeto de su actividad, en la producción y reproducción de su vida material y
espiritual. Se convierten en formaciones internas del sujeto, acorde al nivel
de desarrollo alcanzado, la experiencia histórico-social e individual y el
impacto de los factores de influencia educativa.
Como orientadores y reguladores de la conducta,
constituyen un sistema, pues guardan relación dinámica unos con otros, y
conforman una jerarquía entre ellos, que es decisiva en los momentos de
elección moral.
Su educación es un proceso activo, complejo y
contradictorio como parte de la formación de la personalidad, que se desarrolla
en condiciones históricas sociales determinadas y en la que intervienen
diversos factores socializadores, como la familia, la escuela, la comunidad,
los medios de comunicación masiva, las organizaciones políticas y de masa,
entre otros.
Al respecto Fidel Castro, el Líder Histórico de la Revolución Cubana sentenció: “Para mí educar es sembrar valores, inculcar y
desarrollar sentimientos, transformar a las criaturas que vienen al mundo con
imperativos de la naturaleza, muchas veces contradictorios con las virtudes que
más apreciamos, como solidaridad, desprendimiento, valentía, fraternidad y
otras.”
Dos de los
valores más importantes en la sociedad cubana. Ética de José Martí y Fidel
Castro en cuanto a estos:
Dignidad:
Es el respeto a
sí mismo, a la patria y a la humanidad.
José Martí:
“Porque si en las cosas de mi patria me fuera dado
preferir un bien a todos los demás, un bien fundamental que de todos los del
país fuera base y principio, y sin el que los demás bienes serían falaces e
inseguros, ese sería el bien que yo preferiría: Yo quiero que la ley primera de
nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.”
Fidel Castro: “Las banderas de la Revolución y el
Socialismo no se entregan sin combatir. Rendirse es de cobardes y de gente
desmoralizada, no de comunistas, ni de revolucionarios.”
Patriotismo:
Es la lealtad a la historia, la Patria y la Revolución socialista,
y la disposición plena de defender sus principios para Cuba y el mundo.
José Martí:
“El patriotismo es de cuantas se conocen hasta hoy, la
levadura mejor de todas las virtudes humanas”. “Patria es humanidad.”
Fidel Castro:
“Los oscuros nubarrones que se divisan hoy en el
horizonte del mundo, no impedirán que
los cubanos sigamos trabajando sin descanso en nuestros maravillosos programas
sociales y culturales, conscientes de que estamos realizando una tarea humana
sin paralelo en la historia. Y si las guerras que se prometen los convierten en simples sueños, caeremos
defendiendo esos sueños.”
Valores de gran importancia son, entre otros:
Humanismo:
Es el amor hacia los seres humanos, y la preocupación
por el desarrollo pleno de todos sobre la base de la justicia.
Solidaridad:
Es comprometerse en idea y acción con el bienestar de
los otros: en la familia, la escuela, los colectivos laborales, la nación y
hacia otros países. Es estar siempre atento a toda la masa humana que lo rodea.
Responsabilidad:
Es el cumplimiento del compromiso contraído ante sí
mismo, la familia, el colectivo y la sociedad.
Laboriosidad:
Se expresa en el máximo aprovechamiento de las
actividades laborales y sociales que se realizan a partir de la conciencia de
que el trabajo es la única fuente de riqueza, un deber social y la vía para la
realización de los objetivos sociales y personales.
Honradez:
Se expresa en la rectitud e integridad en todos los
ámbitos de la vida y en la acción de vivir de su propio trabajo y esfuerzo.
Honestidad:
Se expresa al actuar de manera sincera, sencilla y
veraz. Permite expresar un juicio crítico y ser capaz de reconocer sus errores
en tiempo, lugar y forma adecuada, para contribuir al bien propio, colectivo y
de la sociedad. Es lograr armonía entre el pensamiento, el discurso y la
acción.
Justicia:
Es el respeto a la igualdad social que se expresa en
que los seres humanos sean acreedores de los mismos derechos y oportunidades,
sin discriminación por diferencias de origen, edad, sexo, ocupación social,
desarrollo físico, mental, cultural, color de la piel, credo y de cualquier
otra índole.
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