miércoles, 30 de diciembre de 2015

Antojos y rechazos




Muchos no creen en eso de que las embarazadas pueden estar antojadas de comer algo especial, o algo difícil de ingerir; tampoco en que hacen rechazo hasta a lo increíble. Todo ello  es tan cierto como la criatura que  cada una lleva en su vientre.
Si de antojos se trata; alguna pudiera desear comer cerdo asado en un momento determinado. No estaría mal, a pesar de que eso lo prefiere gran parte de la población, al igual que un fricasé de cerdo, un chilindrón de chivo, una pizza, una malta; determinadas frutas;  jugos de tomate, de  mango. Puede que alguna desee viajar o hacer algo casi imposible, entre otros.
Pero si caen  las primeras lloviznas y una ansía el olor a tierra mojada y hasta se echa un poquito en la boca y  lo saborea… Ver a una gallina defecar con esa combinación de gris y blanco en forma de barquillo de helado y acercársela a la boca...  Contemplar con delirio la ceniza de carbón, de leña o de un cigarro y llegar a probarla… Observar  la preparación de la mezcla de cemento con sus componentes, aspirar ese olor y hasta cogerle el sabor... Comer la excreta seca de res... ¿Eso lo hace cualquiera?
¿Rechazos?
No soportar al esposo, a un hermano, a un amigo. Apartar un perfume determinado, el condimento  -lo más frecuente-; la ropa; como el caso en que a una le repugnó tanto su saya que la regaló,  le sentía un olor insoportable y la hacía vomitar  cada vez que la usaba, o la miraba. Increíble, a una ollita su dueña no la aguantaba, eso de verla no le era fácil, las náuseas no se controlaban, la aversión no le permitía su presencia y la regaló.
La canción El amor, del  Niño de Murcia, de moda en esa época, hacía llorar y vomitar a una joven fecundada,  no podía escucharla.  Angustiada discutía cuando no apagaban  el radio o no cambiaban la emisora.
  Los colores también han sido discriminados, el azul en un embarazo molar; ahora en uno normal, el rosado, ¡vaya cosa tan intolerable para la misma mujer! ¡Sorprendente!
En cuanto a los vicios, algunas fumadoras apartan el cigarro hasta después de paridas y en ocasiones, lo han dejado definitivamente; sin embargo, otras  lo cogen a partir del antojo.
Cuántas  mascotas han sido abandonadas porque sus dueñas en estado de gestación no las han soportado. Esto también ha ocurrido con  plantas; adornos, joyas, carteras,  lugares, entre otros.
Lo cierto es que las embarazadas sí pueden tener antojos, y hacer  rechazo a cualquier cosa.

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