Muchos no creen en eso de que las embarazadas pueden
estar antojadas de comer algo especial, o algo difícil de ingerir; tampoco en
que hacen rechazo hasta a lo increíble. Todo ello es tan cierto como la criatura que cada una lleva en su vientre.
Si de antojos se trata; alguna pudiera desear comer
cerdo asado en un momento determinado. No estaría mal, a pesar de que eso lo
prefiere gran parte de la población, al igual que un fricasé de cerdo, un
chilindrón de chivo, una pizza, una malta; determinadas frutas; jugos de tomate, de mango. Puede que alguna desee viajar o hacer
algo casi imposible, entre otros.
Pero si caen las primeras lloviznas y una ansía el olor a
tierra mojada y hasta se echa un poquito en la boca y lo saborea… Ver a una gallina defecar con esa
combinación de gris y blanco en forma de barquillo de helado y acercársela a la
boca... Contemplar con delirio la ceniza
de carbón, de leña o de un cigarro y llegar a probarla… Observar la preparación de la mezcla de cemento con sus
componentes, aspirar ese olor y hasta cogerle el sabor... Comer la excreta seca
de res... ¿Eso lo hace cualquiera?
¿Rechazos?
No soportar al esposo, a un hermano, a un amigo. Apartar
un perfume determinado, el condimento
-lo más frecuente-; la ropa; como el caso en que a una le repugnó tanto su
saya que la regaló, le sentía un olor insoportable
y la hacía vomitar cada vez que la
usaba, o la miraba. Increíble, a una ollita su dueña no la aguantaba, eso de
verla no le era fácil, las náuseas no se controlaban, la aversión no le
permitía su presencia y la regaló.
La canción El
amor, del Niño de Murcia, de moda en
esa época, hacía llorar y vomitar a una joven fecundada, no podía escucharla. Angustiada discutía cuando no apagaban el radio o no cambiaban la emisora.
Los colores también han sido discriminados, el
azul en un embarazo molar; ahora en uno normal, el rosado, ¡vaya cosa tan
intolerable para la misma mujer! ¡Sorprendente!
En cuanto a los vicios, algunas fumadoras apartan el
cigarro hasta después de paridas y en ocasiones, lo han dejado definitivamente;
sin embargo, otras lo cogen a partir del
antojo.
Cuántas
mascotas han sido abandonadas porque sus dueñas en estado de gestación
no las han soportado. Esto también ha ocurrido con plantas; adornos, joyas, carteras, lugares, entre otros.
Lo cierto es que las embarazadas sí pueden tener
antojos, y hacer rechazo a cualquier
cosa.
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