Rosa Castellanos nació en Bayamo en el año 1834. Fue esclava y participó
heroicamente en la gesta por la
independencia contra el colonialismo español.
Desempeñó la labor de enfermera en el Ejército Libertador y auxiliar en diferentes tareas. En la
Guerra de los Diez Años instaló un hospital de sangre en
plena manigua, que salvó muchas vidas de patriotas cubanos heridos y enfermos.
Poseía un amplio dominio acerca de las
plantas medicinales y de los signos más característicos de las enfermedades de
la manigua y para cada una de estas encontraba el remedio adecuado.
Máximo Gómez, El Generalísimo, comprobó personalmente la
utilidad de su trabajo, la designó capitana de Sanidad Militar del Ejército
Libertador y le solicitó organizar y dirigir un hospital de sangre, que le puso
el nombre Santa Rosa, en la región de Najasa, territorio de la actual provincia de Camagüey.
Cuando culminó la
Guerra del 95, Rosa ya había cumplido los 64 años, orgullosa
de haber combatido sin tregua durante 30 años al enemigo colonial que oprimía a su amada Patria y
exhibiendo con honor el grado de capitana del Ejército Libertador, ganado a
costa de grandes sacrificios, privaciones, heroísmo y valor.
La Bayamesa murió en
Camagüey el 25 de septiembre de 1907.
En honor a Rosa
Castellanos y Castellanos en su ciudad natal (Bayamo) fue erigida una estatua
ecuestre, y un parque monumental, obra del pintor y escultor santiaguero
Alberto Lescay Terencio. La pieza está
fundida en bronce y tiene seis metros de alto y muestra a la mambisa acompañada
de un machete desvainado, sombrero de yarey, turbante y elementos alegóricos a
su labor como enfermera.
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