El 28 de este mes se cumple un aniversario más de la desaparición física del Héroe de Yaguajay y nada mejor para recordarlo que una anécdota muy acorde con el tiempo.
Cuando el ciclón del 44 era muy niño y nunca había visto un
ciclón. Estaba loco por saciar su curiosidad. Yo le decía: ”Niño, los ciclones son peligrosos, les tumban
las casas a las personas y causan mucho daño.”
Ni quien lo convenciera. Vino el ciclón y pasamos todo el
tiempo con la puerta semiabierta. Cuando todo terminó y salimos a la calle, lo
primero que vio fue la casa de un compañerito a quien quería mucho, o mejor
dicho, lo que quedaba de la casa, que se había caído. A la familia no le pasó
nada, pero Camilo se entristeció y prometió no volverse a alegrar por la
llegada de un ciclón. (Narrado por Ramón Cienfuegos)
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