miércoles, 12 de diciembre de 2018

Oscar Leandro Góngora nos abandona




Sabía que estabas enfermo y muy delicado, pero no imaginé nos abandonarías tan pronto, tu partida me tomó por sorpresa, incluso este nefasto martes que salí a resolver algunos problemas y cuando regresé a mi casa a las 3:00 de la tarde ¡recibí la terrible noticia, demasiado tarde!, entonces el dolor y la tristeza se apoderaron de mí sin poder hacer nada.

No imaginas cuánto siento no haberte visto en tus últimas horas; aunque pienso que es mejor recordarte alegre, vivaracho. Recordar lo responsable que eras en tu trabajo, detallista hasta la saciedad, el primero en llegar por las mañanas y el último en retirarse por las tardes, luego de comprobar si todo quedaba en orden.

Hasta las plantas te extrañan porque las protegías como nadie, estaban acostumbradas a que las regaras con mucho amor y dedicación, algo que no olvidabas hacer fundamentalmente los viernes, porque sabías pasarían el fin de semana sin agua. Cerrar las ventanas y apartar las butacas por si acaso llovía… Tu oficina, las luces… Todo contigo marchaba impecable. Aún el área de fumar siente tu presencia porque a pesar de haber abandonado el cigarro hace tiempo, ese espacio lo seguías ocupando a la hora de reposar el almuerzo.

Góngora, ya no nos esconderás más el termo de café, un zapato a una de las mujeres que suelen quitárselos para descansar los pies; tampoco escribirás una nota humorística, un poema, o dibujarás una caricatura para colocarla en el mural y que todos se rían y descubran al autor. Los apodos continuarán sin tu creación y toque de humor. El Indio, ese era el tuyo. Yo recordaré con mucho amor el que me destinaste Papití 2; porque a Mariceli la habías bautizado como Papití 1.

Serás recordado por siempre como uno de los mejores jefes del periódico 26. Estarás en la memoria de los correctores; destacado como organizador de la UPEC durante muchos años. Un gran jefe, amigo, compañero, profesor… uno de los más consagrados miembros de la Unión de Periodistas de Cuba. Ello lo avalan los reconocimientos y distinciones otorgados por los distintos sectores. ¡Hasta siempre, Oscar Leandro!

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