martes, 7 de marzo de 2017

¡Cuánto vales, mujer!







Mujer: blanca de pelo lacio o mulata de pelo rizo, no importa el color ni la forma del cabello; menos la vestimenta y el calzado; solo interesa saber que eres capaz de poblar el mundo. Esa es tu mayor virtud.

La profesión u oficio nada tiene que ver: maestra, cocinera, dependienta, médica, peluquera, periodista, campesina, escritora, manicura, modista… Nada te cambia ni te hace diferente: Aunque en ocasiones valoras y piensas que debes ocuparte más de ti y “aprietas” el tiempo y dices: “¡Qué va, debo arreglarme!”. ¡Lo logras y la belleza aumenta, no hay dudas!

Llegas temprano al centro de trabajo, saludas con una sonrisa a flor de labios; escuchas elogios de tus compañeras y compañeros. Felizmente comienzas y culminas la jornada. Sales presurosa en busca de tus pequeños, ellos esperan ansiosos en el seminternado.

Tú, jubilada o ama de casa, no escapas de la rutina, temprano en la mañana abandonas la cama para ayudar con los nietos, a veces los llevas al círculo o a la escuela, según el caso; pero ahí está ese compromiso del cual no quieres apartarte, tampoco de las demás tareas del hogar, porque sientes la necesidad de apoyar a la familia en todo cuanto sea posible.

María, Rosa, Isabel, Yadira, Iris, Martha, Gertrudis, Migdalia… el nombre no interesa, solo saber que eres amor, comprensión, ternura, alegría, en fin, eres lo más lindo e importante que ha creado la naturaleza. Tú representas la vida misma. ¡Cuánto vales, mujer!


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