Huevo: Cuerpo
que engendran las hembras de los animales vertebrados y articulados, para la
reproducción de la especie, y que, además del embrión, contiene ciertas
sustancias alimenticias.
El huevo es símbolo de
renacimiento y fertilidad, además de ser un ingrediente importante en la cocina
y un alimento que pocos despreciamos. Un solo ejemplar contiene como promedio
6,3 gramos de proteína, 78 calorías, 212 miligramos de colesterol, 5,3 gramos de
grasa y 1,6 gramos de grasa saturada. Más de la mitad de la proteína de un
huevo se encuentra en la clara, junto con las vitaminas B2, B6, B12, y D, el
selenio, y minerales como el cinc, el hierro y el cobre.
Huevo duro: El cocido con
la cáscara en agua hirviendo, hasta llegarse a cuajar enteramente la yema y la
clara.
El estrellado: El que se
fríe con manteca o aceite, sin batirlo antes.
El pasado por agua: El cocido ligeramente, con
la cáscara, en agua hirviendo.
Los revueltos: Los que se
fríen en sartén, revolviéndolos para que no se unan como en la tortilla.
Los moles: Yemas de huevo batidas con azúcar.
Está la tortilla, el tibio,
los hilados, entre otros.
El huevo se emplea, además,
en la fabricación de dulces, por ejemplo,
en el kake, el flan, el pudín y en pasteles, etc.
Este nutriente es muy
codiciado por la mayoría de las familias. Muchos niños prefieren este
comestible antes que otro.
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