sábado, 21 de enero de 2017

Tratar en la infancia para estar sanos en la adultez

La vida le regaló la oportunidad de ser madre por tercera vez, y no de un hijo engendrado en su vientre, sino en el corazón. Ella ni siquiera lo esperaba, llegó sin previo aviso; aun así lo acogió en su regazo sin objeciones. Quizás por eso, fue muy natural aquel sobresalto que sintió al descubrir una anomalía en los genitales de su bebé.

"Era muy pequeñín, falto de cuidados. Muy pronto me percaté que uno de sus testículos no estaba en las bolsitas –recuerda- y acudí de inmediato al especialista. Me asusté mucho, pero tengo la certeza que todo salió muy bien, gracias a la profesionalidad del equipo médico", cuenta mientras espera la recuperación del niño en la sala de postoperatorio del pediátrico Mártires de Las Tunas.
Y no faltaba razón en sus palabras; pues aquí las enfermedades urológicas reciben un tratamiento quirúrgico exitoso. Durante el pasado calendario, de los más de dos mil infantes atendidos en la consulta de Urología del Pediátrico, más de la mitad requirió alguna cirugía y el sexo masculino fue el más afectado. Así lo confirmó a26digital el doctor Silvio Laffita Estévez, especialista en urología.
ANTES Y DESPÚES DE NACER
Muchas de las malformaciones urológicas se detectan durante la gestación; otras en cambio, son visibles tras el nacimiento. "Tenemos una incidencia elevada de la hidronefrosis congénita –refiere el galeno- que aparece durante el proceso embriológico; es definida como una dilación de uno o ambos riñones debido a una obstrucción que impide o dificulta expulsar la orina hacia la vejiga; ello perjudica el buen funcionamiento de ese riñón enfermo".
Otra de las más frecuentes es el reflujo vesicoureteral (la orina retorna a los uréteres y/o al riñón desde la vejiga) con mayor presencia en las niñas. Puede provocar un daño irreversible en un riñón o en ambos.



Las malformaciones congénitas externas también llegan con una alta incidencia a esta consulta. Entre ellas el hipospadia, que ocurre cuando la uretra no se desarrolla bien y el orificio por donde sale la orina no se ubica en el extremo distal del pene, sino en algún lugar en la parte inferior del mismo, escroto, o periné. "Actualmente tenemos un proyecto de investigación para identificar los factores que más inciden en su incremento", añade Laffita.

Son comunes además, las criptorquidia y el hidrocele comunicante. La primera consiste en el descenso incompleto de uno o ambos testículos a las bolsas escrotales; puede causar infertilidad y un peligro mayor de sufrir un tumor testicular, de no corregirse quirúrgicamente en el momento oportuno. El segundo es un defecto en el cierre del conducto peritoneo-vaginal durante la vida intrauterina y produce la acumulación de líquido en la membrana que envuelve el testículo.


La fímosis -otro problema de salud en los varones- es una estrechez congénita o adquirida de la abertura del prepucio que imposibilita retraerlo y descubrir el glande; pueden originar cuadros de infección. La circuncisión es la técnica quirúrgica indicada en estos casos.

"Atendemos otras patologías específicas de los genitales externos como la balanopostitis que es un proceso inflamatorio e infeccioso del glande y el prepucio, originado por una inadecuada higiene, contacto con alguna sustancia tóxica o por algún traumatismo local", explica.

Al Hospital Pediátrico acuden algunos niños con litiasis (cálculos) a cualquier nivel de las vías urinarias como consecuencia del poco consumo de líquidos, quienes tienen esta dolencia también son propensos a padecer cólico nefrítico.

"Asistimos además, las infecciones urinarias que obedecen a un proceso obstructivo o a una malformación renal, ureteral, vesical o uretral. Sin embargo muchas de las niñas, acuden con infección causadas por inadecuada técnica del aseo y el uso excesivo de los pampers", expone.

Igualmente operamos la hernia inguinoescrotal, y el varicocele. Este último, que suele tratarse en la adolescencia, es una dilatación de las venas que drenan desde los testículos y constituyen la primera causa de infertilidad en el hombre, aunque no todos los varicoceles dan infertilidad."

A TIEMPO, SIEMPRE SE GANA

El galeno recalcó la importancia de la orientación en la atención primaria, desde el mismo diagnóstico prenatal. Varios de estos padecimientos requieren una valoración inmediata después del nacimiento. "Solicitamos –insiste- que acudan oportunamente porque muchas de estas enfermedades son muy complejas y comprometen el buen desarrollo de los infantes".

"La familia también puede identificar las anomalías externas (criptorquidia, hipospadia, hidrocele comunicante, hernia inguinoescrotal...) y presentarse ante el urólogo. Aconsejamos a los padres guiarse solo por el criterio de un especialista".

Cierto es, que varias patologías urológicas no solo producen trastornos físicos, sino además, psicológicos. Una disfunción eréctil, la eyaculación precoz o tardía, la esterilidad... son algunas de las consecuencias de un tratamiento inadecuado o demorado en la niñez. Recuerde, a tiempo siempre es mejor.



 Tomado de 26.     Escrito por Misleydis González Ávila




                                                                     

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