sábado, 17 de junio de 2017

Un Padre especial




 ¡De pronto, el divorcio!, Marieta se marchó y lo dejó con los niños, de cuatro años el varón y de dos la hembra. Una situación muy difícil. El apoyo de la familia fue primordial; también el de algunos vecinos.

El tiempo pasó y poco a poco sobrellevó la situación. Cuando sus retoños comenzaron la escuela, tenía que acompañarlos porque solo aceptaban a su papi quien, por suerte, trabajaba por cuenta propia en la casa, eso beneficiaba los quehaceres hogareños, especialmente las relaciones con los chicos, tareas escolares, juegos…

Tuvo algunas enamoradas, pero los hijos lo celaban demasiado, era normal, no querían compartir el cariño de papi. A pesar de ello, a veces se las arreglaba para pasar un rato agradable. Casi siempre la abuela paterna cuidaba a las criaturas para facilitar el encuentro.

Manuel no olvida aquel día cuando, ya casi listo para “salir a echar una canita al aire”, la niña se sintió mal, tenía fiebre y rápidamente tuvo que llevarla para el hospital y regresaron tarde en la noche. Todo cambió, no asistió a la cita con la muchacha. Entonces repetía y repetía: ”Quedé mal y eso no es de hombre, ni de caballero”…

Pero nada, Manuel quedó muy bien como padre, su principal deber. La mujer podía esperar, la bebita, no.

Padre no es cualquiera. Manuel es un ejemplo de ello. ¡Felicidades, Papá!

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