viernes, 6 de octubre de 2017

Barbados, crimen sin castigo




Han pasado 41 años de aquel aciago día y parece que fue ayer cuando el avión 455 de Cubana resultó destruido por una bomba que dejó sin vida a las 73 personas a bordo. El horrendo acto, consumado el 6 de octubre de 1976 en Barbados, es uno de los más sangrientos y dolorosos que ha vivido la Mayor de las Antillas.

La aeronave regresaba a Cuba con los atletas que acababan de escribir una brillante e insuperable página deportiva, ellos conquistaron la totalidad de las medallas de oro en las competencias regionales de esgrima que finalizaban en Caracas y venían henchidos de alegría y orgullosos de traer a su Patria, a la familia y al deporte nacional, las preseas doradas.

Lo ocurrido consternó a los cubanos, quienes indignados exigen justicia, pues Luis Posada Carriles, autor intelectual del sabotaje, desanda libremente las calles de la nación que gestó y pagó por este diabólico hecho.

El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en el discurso pronunciado en el acto de despedida de duelo de los desaparecidos, efectuado en la Plaza de la Revolución el día 15 de octubre de 1976, dijo:

“No podemos decir que el dolor se comparte. El dolor se multiplica. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!


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